Partamos de una estrategia de keywords cualquiera: Tenemos un número finito de términos por los que queremos posicionarnos, aumentar mucho el tamaño de la misma puede disipar nuestros esfuerzos, mientras que reducirla implica pasar por alto términos que están atrayendo tráfico importante a nuestra web.
Así que finalmente eliges un puñado de palabras clave y empiezas a pelear contra la competencia por colocarlas las primeras en Google, ¿no? Pero cuando hablamos de una web con más de 20.000 páginas, sirve de poco centrarse en 50 e ignorar el resto. Es más, debemos potenciar la visibilidad del resto de páginas y así conseguir atraer público a través de un abanico más amplio de términos. Y es aquí cuando debemos cuidar y respetar el long tail, la mayor fuente de tráfico a nuestra web.
El long tail o la larga cola es un término estadístico que hace referencia a la distribución de una población.
Supongamos que tu web atrae tráfico a través de 100.000 keywords, y te centras en las 100 con más visitantes. Imaginemos que representan en torno al 20% del tráfico total (dependiendo de la naturaleza de tu web) corresponda a estos términos, y el 80% restante corresponderán a términos con un número muy reducido de búsquedas. Así que la inmensa mayoría de tráfico que atrae tu web viene a través de términos que no estás analizando y que ni sabes cuáles son.
A eso es a lo que llamamos long tail, las búsquedas con términos más específicos que individualmente generan muy poco tráfico, pero en conjunto son la mayor fuente de visitas de la web. El término es aplicable a otras realidades aparte del marketing online; fue popularizado por Chris Anderson en un artículo de Wired, poniendo como ejemplos de empresas que han triunfado gracias al negocio generado por sus long tails, como Amazon, Netflix o Apple.
Como hemos visto, el long tail puede suponer la diferencia entre que tu negocio obtenga un enorme éxito o no consiga arrancar. Imaginemos que consigues posicionar estupendamente las KW que has determinado como importantes, si no cuidas tu long tail, estás perdiendo la mayor parte del tráfico que podrías generar.
Es más, el tráfico que te llega por palabras genéricas tiene una peor conversión que las de long tail.
Pongamos que tienes un e-commerce de libros, y has conseguido posicionar la keyword “libros infantiles” en primera posición. Atraerá un montón de tráfico, pero no podemos estar seguros de que el usuario vaya a realizar una compra: Puede estar buscando información genérica o trucos para hacerlo él mismo. Mientras que la búsqueda “comprar el libro de Harry Potter” puede reportarte pocos visitantes, pero puedes estar seguro de que va a ser una persona con intención de compra, y que el porcentaje de conversión será más alto.
En definitiva, el long tail suele darnos términos menos vagos que tienen una mejor conversión, lo que sumado a su enorme volumen, nos ayuda a triunfar con un blog, un e-commerce, o una página con un gran número de páginas.
Por su volumen, resulta inviable monitorizar la long tail del mismo modo que o haríamos con las KW de la campaña, pero sí hay un par de cosas que podemos hacer:
Para rezagados, los 3 puntos con los que tenéis que quedaros para saber por qué tienes que respetar el long tail:
En definitiva, cuidar y potenciar el tráfico long tail debería ser una prioridad en cualquier campaña SEO, por encima incluso de las keywords de la misma, que en muchas ocasiones tendrán más que ver con el ego del cliente que con lo que realmente aporten. Aprende a respetar la long tail y tu web te lo agradecerá.